¿Qué sería la vida sin pasión? ¿Qué sería de nuestro día a día si no hubiera un fuego ardiendo dentro de nosotros? Me llamo Drika y me reconozco una mujer apasionada a la que le encanta saborear la vida a borbotones. Para ello procuro ponerme las mínimas barreras posibles. La autocensura y los tabúes interiorizados solo sirven para una cosa: para dificultar que nuestros sueños se hagan realidad. ¿Y qué seríamos los seres humanos sin sueños por cumplir? Por eso a mí no me gusta autocensurarme y me gusta darme a los demás tal y como soy: dulce y a la vez picante, tierna y, a la vez, un poco fiera. Conocer a quien está junto a mí y avanzar de su mano hacia nuevas fronteras de intimidad es, sin duda, una de mis grandes pasiones. Y puedo asegurar que en eso soy buena. Muy buena.